“Recordemos pues que
la docencia es una profesión que exige humanismo y por ello la vocación no puede quedarse de
lado. La vocación tiene que reflejarse en
todas las actitudes, decisiones y manifestaciones que como docentes tengamos
tanto en el ambiente escolar como en la cotidianidad de nuestra vida.” (William,
2009)
De nada serviría tener la planeación perfecta y contar con
los mejores métodos de evaluación si no existe en el maestro una verdadera y
profunda vocación por su trabajo, un buen docente es aquel que es paciente,
comprensivo y por sobre todo valora a sus alumnos.
Nosotros los educadores no trabajamos con maquinas o con ecuaciones
matemáticas y nos enfrentamos a la realidad de diseñar un método de enseñanza
perfecto que puede darnos una vez excelentes resultados y tener desastrosos consecuencias al volver a
aplicarlo, ¿Por qué? Porque nuestra materia de trabajo son personas, personas diversos
y cambiante, con las cuales funcionan algunos métodos y con otras no, por lo tanto considere la vocación como una competencia indispensable si lo que se busca es ser un docente capaz de hacer frente a las demandas del siglo XXI.
REFERENCIAS
1.- Faustino Larrosa Martínez, (2010) Vocación docente versus profesión docente
en las organizaciones educativas.
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